Mensaje de monseñor Fassi para la 51° Jornada Mundial de la Paz

Reflexión de monseñor Martín para el Año Nuevo
31 diciembre, 2017
Feliz año!
31 diciembre, 2017
Reflexión de monseñor Martín para el Año Nuevo
31 diciembre, 2017
Feliz año!
31 diciembre, 2017

Para este 1° de enero, Jornada Mundial de Oración por la Paz, la Iglesia nos invita a tener esta vez, una mirada sobre los migrantes y refugiados.
Bajo el lema “Migrantes y refugiados, hombre y mujeres que buscan la paz”, la Iglesia nos invita a tener sobre ellos una mirada contemplativa, una mirada de respeto, y una mirada sobre todo de valoración.
En el mundo hay 250 millones de migrantes, 22 millones de ellos son refugiados; son personas, mujeres y hombres, niños y ancianos que huyen de la guerra, el hambre, la persecución, buscando tierra y lugar donde poder vivir mejor, en paz y con dignidad.
Todos necesitamos una tierra y un lugar donde poder residir, crecer, desarrollarnos y vivir. Todos necesitamos ese espacio, de ser acogido y ser respetado.
Qué duro es sentirse extranjero. ¿Quién no se ha sentido extranjero alguna vez en la vida? Alguna vez lo hemos sentido; esos lugares donde voy y digo: “¿Qué hago yo acá? Me siento como sapo de otro pozo”. No podemos comunicarnos, no nos miran, no nos consideran, o nos miran con sospecha o con miedo, por eso la Iglesia nos invita a mirar, contemplativamente, a estas personas, diferentes a nosotros, ¿o será que nosotros somos diferentes a ellas? Porque es la diferencia lo que provoca el miedo y la distancia.
Por eso Papa Francisco nos invita a reflexionar en cuatro verbos, que quizá nos ayuden a salvar las distancias con aquellos que sentimos extranjeros, extraños.
Acoger: acoger al otro; recibirlo ampliando nuestro corazón y nuestra mente porque una mente cerrada y un corazón pequeño expulsa, no acoge.
Proteger: garantizar la dignidad de una persona, no dejarla a sus propias fuerzas y a sus propios recursos, sino compartir los recursos y compartir las fuerzas.
Promover: que es apoyar el desarrollo de las personas para que crezcan con dignidad, poniendo atención especialmente en la educación.
Finalmente, integrar, que es mucho más que simplemente tolerar; integrar significa hacer participar plenamente al otro.
Hay que hacer un esfuerzo de mente y de corazón para poder acoger al que sentimos extraño a nosotros.
Jesús fue extranjero, Jesús fue rechazado, Jesús nos ofrece una tierra donde poder vivir.
Cuidemos esta tierra que es de todos y abrámosla para que pueda ser compartida como casa común de manera de que todos podamos convivir en paz.