MENSAJE DE MONSEÑOR OJEA PARA EL CUARTO DOMINGO DE CUARESMA

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MENSAJE DE MONSEÑOR OJEA PARA EL CUARTO DOMINGO DE CUARESMA



Monseñor Oscar Ojea expresa al comienzo de su mensaje para el Cuarto Domingo del Tiempo de Cuaresma que "el signo característico del cristiano es la señal de la cruz", y continúa afirmando que "en la cruz nosotros no adoramos el dolor ni el sufrimiento, nosotros tenemos fe en el amor, en ese amor de Dios que se manifiesta en la entrega de Jesús, por eso nos resulta tan consoladora la frase del Evangelio de este Domingo: Tanto amó Dios al mundo, a la humanidad, que le entregó, que le dio a su Hijo, para que todo el que crea en Él no muera, sino que tenga vida eterna, porque Dios no envió a su Hijo para condenar al mundo, sino para que el mundo se salve por Él".

"Esta fe en el amor nos hace vislumbrar, presentir la resurrección, es la otra cara de la cruz, por eso es tan importante para nosotros el signo de la cruz", nos dice el Obispo.

Continuando con su reflexión monseñor Ojea nos dice que nos podemos preguntar en esta situación de pandemia "¿qué me dice esta fe en el amor de Dios?, y luego profundiza su análisis diciendo "en medio de esta corrupción que se puede manifestar, y en la desigualdad que se manifiesta en medio de la pandemia".

"Pensemos que diez países en el mundo que tienen el 80% de todas las vacunas que existen; hay 130 países que no tienen ninguna, y hay algunos, como nosotros, que vamos teniendo algunas" puntualiza el Obispo para luego señalar que "sin embargo, en toda esta atmósfera de corrupción se genera la desazón, no se puede hacer nada, esto no cambia más, no se arregla; tenemos la tentación de encerrarnos dentro de nosotros mismos como aquellos que siguieron su camino frente al hermano caído, haciéndole el juego a los salteadores".

Citando al mensaje del Papa Francisco en la encíclica Fratelli Tutti, monseñor Ojea nos dice que allí Santo Padre "nos invita a recomenzar de nuevo, cuidando cada llaga; a recomenzar de nuevo, ejercitando nosotros la fraternidad" y agrega que "en el mundo que vivimos tan individualista, crece la agresividad, por eso es tan importante la amabilidad; crear espacios de escucha; no humillar, no ofender; cuidarnos en el lenguaje; tener cuidado con la violencia que nos está ganando en un estado de gran nerviosismo y de gran incertidumbre".

Pidámosle al Señor ese amor de Jesús, manifestado en la Cruz, que nos enseñe a construir espacios de fraternidad; no podemos esperarlo todo de arriba, no podemos esperar que todo venga hecho. Nosotros tenemos que ir comenzando a crear desde nuestras posibilidades espacios de fraternidad" expresa monseñor Ojea hacia el final de su mensaje para cerrarlo diciendo "que el amor de Dios manifestado en su cruz así nos lo conceda".