El Episcopado convoca a la Iglesia Argentina a la oración
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14 mayo, 2018
MENSAJE DE MONSEÑOR OJEA PARA LAS FIESTAS PATRONALES EN HONOR A SAN ISIDRO LABRADOR
Queridos hermanos tenemos el orgullo y la alegría de celebrar al Patrono de nuestra Diócesis, San Isidro Labrador.
Él era un trabajador de la tierra y por lo tanto podemos considerarlo un verdadero cuidador de la casa común; él conocía en su corazón el latido de la naturaleza, el latido de la tierra, los ritmos de la tierra.
Cuando el Santo Padre habla en la encíclica Laudato Si’, del cuidado de la casa común, lo une a la pasión por la Justicia, “Un verdadero planteo ecológico”, nos dice, “debe conllevar, necesariamente, el cuidado de la Justicia”, una Justicia que tiene que entrar en las discusiones sobre el Ambiente, para poder escuchar, no sólo el clamor de la tierra, sino el clamor de los pobres; y sabemos que San Isidro Labrador, además de ser un cuidador de la casa común, era un verdadero cuidador de la justicia social, por eso su sensibilidad para con los pobres, junto con su esposa, Santa María de la Cabeza.
Un cuidador de la Casa Común y de la Justicia en las relaciones humanas, es un verdadero servidor de la vida, un cuidador de la vida; y en este tiempo, en que estamos rezando, especialmente en nuestro país, por el tema de la vida y, para que el Señor ilumine a nuestros legisladores que van a tratar este tema, vamos a invocar a San Isidro Labrador, en esta oración que el gran Papa San Juan Pablo II, dirigía a la Santísima Virgen: “A Ti confiamos la causa de la vida: mira, Madre, el número inmenso de niños a quienes se impide nacer, de pobres a quienes se hace difícil vivir, de hombres y mujeres víctimas de violencia inhumana, de ancianos y enfermos muertos a causa de la indiferencia o de la presunta piedad.”, y luego pide: “Que podamos anunciarlo con firmeza a los hombres de nuestro tiempo el Evangelio de la vida”.
Que San Isidro, ese gran cuidador de la Casa Común, de la justicia social, nos enseñe también, a cuidar, a velar y a defender la vida.
Vale toda vida.